26/04/2024

El 30% de los niños argentinos en edad escolar tiene sobrepeso



Los niños y adolescentes están expuestos a una amplia oferta de alimentos de alto contenido calórico y bajo valor nutricional en las escuelas. En paralelo, y tal como señala la última Encuesta Mundial de Salud Escolar realizada en la Argentina (año 2012), se redujeron las oportunidades de realizar actividad física y aumentó el tiempo dedicado a actividades sedentarias durante los recreos. En un contexto de aumento del sobrepeso y la obesidad infantil como el que transita la Argentina, los datos resultan alarmantes.
Según los últimos datos oficiales disponibles, en Argentina el 28,6% de los adolescentes tiene sobrepeso y obesidad, mientras que el 10,4% de los niños de seis meses a seis años tienen obesidad infantil. A su vez, la obesidad tiende a acentuarse en los grupos de menor nivel socioeconómico: un análisis de la Encuesta Mundial de Salud Escolar 2012 realizado por la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina en colaboración con Unicef en 2015 mostró que el sobrepeso es 31% más frecuente entre los chicos de nivel socioeconómico más bajo.
“Los cambios en el estilo de vida, el ritmo acelerado y las condiciones socioeconómicas fomentan el consumo de alimentos industrializados e hipercalóricos. Con muchas grasas y azúcares, pero escasos en nutrientes necesarios para el desarrollo, crecimiento y un correcto funcionamiento del organismo, estos alimentos contribuyen al sobrepeso y obesidad en los niños”. Así lo consideró la directora de la carrera de Nutrición de Fundación Barceló, Norma Isabel Guezikaraian.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la causa de la obesidad infantil no se centra únicamente en comidas inadecuadas y en la disminución de la actividad física, sino que existen también factores socioeconómicos que impulsan esta enfermedad. “Algunos de ellos son la educación, el procesamiento, distribución y comercialización de los alimentos, e incluso la planificación urbana, el medio ambiente y el transporte”, aseguró Guezikaraian, quien enfatizó que “aquellos menores que la padecen tienen un mayor riesgo de aparición temprana de las llamadas enfermedades crónicas no transmisibles como hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, entre otras afecciones”.
En ese sentido, la especialista insistió en que “por esta razón, es importante que la prevención de la obesidad infantil comience en los primeros años de vida”. “Correctos hábitos alimentarios y un estilo de vida saludable son más fáciles de mantener durante la adolescencia y la edad adulta si son inculcados desde la infancia, constituyendo las mejores armas para evitar el sobrepeso”, señaló. “En este proceso, el rol de la familia es fundamental, debiendo fomentar que el niño realice ejercicio físico y cuide de su alimentación haciéndolo partícipe”.
La Coalición Nacional para Prevenir la Obesidad en Niños, Niñas y Adolescentes, con el apoyo de Unicef Argentina y FIC Argentina, lanzó una publicación que brinda una serie de recomendaciones y buenas prácticas para que el Estado promueva políticas de entornos escolares saludables. 
La promoción de estos entornos, junto a otras políticas como las políticas fiscales, el etiquetado frontal en los alimentos y las restricciones a la publicidad de productos de baja calidad nutricional, conforman un paquete de medidas que los Estados deben implementar para prevenir y controlar la epidemia de obesidad infantil.
En la publicación, las organizaciones plantearon una serie de líneas de acción para favorecer la adopción de entornos escolares saludables.