02/05/2024

Un oficial y un sargento de la Policía Provincial fueron detenidos acusados de vejámenes contra un cabo



Un oficial y un sargento de la Policía de Corrientes, fueron separados de sus cargos y detenidos luego de que un cabo de la misma institución los denunciara acusándolos de vejámenes que buscaban obligarlo a pedir la baja. "Le apretaban los testículos y le pedían la baja" dijo el abogado de la víctima.
 
El escandaloso hecho ocurrió en la localidad de Juan Pujol donde los tres prestaban servicio en el Grupo GTO San Francisco. Los vejámenes denunciados habrían ocurrido, de acuerdo a la denuncia, el pasado 28 de marzo en la misma sede policial de Juan Pujol, y tras negarse a prestar declaración, los dos imputados fueron alojados en la Comisaría Primera de Monte Caseros con prisión preventiva dictada por el juez de Garantías, Eduardo Alegre.
 
El Ministro de Seguridad, Buenaventura Duarte, se informó que ya dispuso el pase a disponibilidad de los dos efectivos involucrados, mientras que la víctima está siendo asistida de forma integral. Actualmente el cabo torturado está con licencia médica por 30 días por los daños físicos sufridos.
 
El abogado del cabo que denunció los vejámenes, el doctor Gustavo Briend, quien asumió la representación legal del cabo denunciante, aseguró que tanto el oficial como el sargento "le tocaban y apretaban los testículos. Le pedían que se dé de baja y le decían que él no pertenecía a la fuerza".
 
"La versión oficial de la Policía dice que fue un exceso físico, otros hablan de bautismo de fuego. Pero lo cierto es que mi cliente fue torturado. Lo esposaron y con las manos en la espalda lo sopapearon. Le hicieron la llave mata león, se ahorca a la víctima por la espalda, con los dos brazos y se la inmoviliza con las piernas. Todo con extrema violencia y bajo la exigencia de que renuncie", dijo el abogado en declaraciones a radio Sudamericana.
 
Briend resaltó que "todo está en la denuncia, con detalles explícitos a los que no quiero referirme porque afecta la vida privada de mi cliente".

Un antecedente en Pujol

En el 2021, Tribunal Oral Penal de Paso de los Libres, condenó a 8 años de prisión e inhabilitación absoluta y perpetua por el delito de Torturas a, un efectivo policial que prestaba servicio en las mismas dependencias policiales de la localidad de Juan Pujol donde ahora sucedio este hecho.

El condenado fue Lucio A. Zamudio, a quien se acusó de que el 9 de noviembre de 2010, cuando una de las víctimas de los apremios se encontraba trabajando en un galpón ubicado en la localidad de Juan Pujol, llegó un móvil policial, lo detuvo, le colocaron esposas y lo trasladaron a la comisaría donde lo alojaron en una habitación.

Zamudio, que estaba con ropa de civil comenzó a golpearlo, dándole patadas en las costillas, cabeza, cara, para luego tomar un palo de escoba y comenzar a pegarle en las piernas, costillas y manos. Luego de esto, el victimario junto a otro policía se dirigieron en el móvil policial al lugar de trabajo de la otra víctima y al ser ubicado lo detuvieron, esposaron y llevaron detenido a la misma comisaría.

Lo alojaron en una pieza boca abajo esposado, y el condenado continuó pegándole, primero con otro palo y después con una cachiporra. En forma posterior, tomó una bolsa de color negra con pimienta en su interior, la colocó sobre la cabeza, apretó la bolsa y le pegó en la cara. Esto le ocasionó el desmayo a la víctima, pero cuando se despertó siguió golpeándolo. El policía lo amenazó con un cuchillo colocándole el arma en el cuello, como que lo iba a degollar. Las torturas se extendieron por varias horas.

Entre las declaraciones que comprometieron al hombre, estaban las de dos testigos, quienes expusieron que el día de los hechos, escucharon gritos desgarradores de los detenidos que pedían clemencia. Ambas personas expusieron que escucharon a las víctimas pedir que los dejaran de golpear,  señalando que las personas que pasaban delante de la Comisaría también los escuchaban, lo cual fue corroborado por otro testigo, quien manifestó estar en la zona de la comisaría haciendo compras y por ende, escuchó los gritos.