03/05/2024

​Revelan cómo se pagaban las supuestas coimas a Soto Dávila

Un arrepentido señaló al secretario Pablo Molina como recaudador. “Tengo que juntar para el viejo”, decía en alusión al juez federal.



A partir del testimonio de un arrepentido detenido y que figura en el expediente, medios porteños  difundieron ayer cómo se organizaba el presunto pago de coimas al titular del Juzgado Federal Nº 1 de Corrientes, Carlos Soto Dávila. Lo señalan como el “recaudador” al exsecretario Penal Nº 2, Pablo Molina, quien decía: “Tengo que juntar para el viejo”.
El Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional de Primera Instancia Nº 12, a cargo de Sergio  Torres, situado en Comodoro Py 2002, de la ciudad de Buenos Aires, ordenó el martes 4 de diciembre último la detención y citación a indagatoria del juez Soto Dávila, de los secretarios penales de su juzgado, Federico Grau y Pablo Molina, y de los abogados  Gregorio Giménez, Tomás Viglione, Jorge Vallejos y Duylio Barboza, que se suman al abogado Omar Antonio Serial, detenido en esta causa desde marzo de 2017.
Soto Dávila se presentó el lunes 10 al juzgado de Torres y dejó un escrito de 48 carillas en el que niega las acusaciones y arremete contra los fiscales Flavio Ferrini y Carlos Schaefer. Además, cuestiona el testimonio del arrepentido y asegura que “es víctima de maniobra sucia”. Consideró que “algún sector o político quiere  colocar su alfil en su lugar”.
Soto Dávila tiene fueros, por lo que no está detenido. El martes 18, se reunirá el Consejo de la Magistratura, que preside el senador Miguel Picheto, que tratará el pedido de juicio político presentado por el juez Torres. Por los tiempos que corren, el magistrado correntino podría brindar su descargo en febrero próximo.
Soto Dávila, sus dos secretarios y los cuatro abogados, están acusados de integrar una asociación ilícita dedicada al cobro de coimas para garantizar impunidad a narcotraficantes de la localidad de Itatí.

Testimonio de un arrepentido

En las últimas horas trascendieron algunos detalles de cómo supuestamente se armaba el circuito para pagar una determinada de dinero al juez Soto Dávila a fin de un detenido por narcotráfico se beneficie con las resoluciones judiciales .
Los diarios La Nación y Clarín, y el portal Infobae, entre otros, difundieron el relato de un presunto arrepentido detenido.
Como en las películas, pero pasó en la realidad, puntualmente en Corrientes. Cada uno llegó en su auto a un lugar poco transitado y sin cámaras de seguridad. Uno se bajó de su vehículo y se subió al otro y le entregó el dinero de la coima. Después cada uno se fue por su lado.
La escena fue relatada por uno de los arrepentidos del caso del juez federal Soto Dávila.
El arrepentido es uno de los cinco abogados detenidos en el caso que actuaban de intermediarios en el pago de los sobornos y que declaró ante el juez federal Sergio Torres y el fiscal Carlos Stornelli, a cargo de la investigación, junto con el titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Diego Iglesias.
El arrepentido –cuya identidad se mantiene en reserva– relató cómo se pagaban las coimas e involucró directamente a Soto Dávila y a uno de sus secretarios, Pablo Molina, quien está preso. Contó seis hechos, pero aclaró: “Fueron muchos los hechos de arreglos con Molina por liberados y él me decía: ‘Mirá que yo tengo que juntar para el viejo’”, en referencia a Soto Dávila. 
El primer caso que relató fue el de Ricardo González, conocido por el alias de Caballo  e integrante de la banda narco de Itatí, liderada por Federico Morenita Marín. Era septiembre de 2015 y González tenía una orden de detención y el abogado presentó una exención de prisión para que estuviera en libertad mientras era investigado.
El caso ingresó al Juzgado de Soto Dávila y del secretario Federico Grau –también detenido–, que se tomó licencia. 
“Molina me avisó que él sería el encargado de suplirlo en esta causa, y eso abrió la posibilidad de  arreglar. Esta no era la primera vez que eso sucedía. Nosotros ya habíamos hecho un arreglo con anterioridad. En esta ocasión, Molina me dijo: ‘Quedate tranquilo que si se paga, González sale’”, contó el arrepentido.
Fueron $ 30.000 de coimas que pagó Lourdes Alegre, esposa de Morenita Marín, quien estaba preso, y que le entregó el dinero en su casa. 
“Una vez en su vivienda, Lourdes se comunicó telefónicamente con Marín. Luego me pasó el teléfono para que yo hable con su marido. Está todo el mundo trabajando para que salga Caballo, nosotros cumplimos, tenés que cumplir vos”. Cuando le dije nosotros, me refería a Molina, al juez y a mí”, contó el arrepentido.
También relató que había urgencias: “Molina me había dicho que parte del dinero tenía que ser entregado al juez Soto Dávila. Todas estas cosas me generaron presión y la necesidad de conseguir la plata. De hecho, Molina me dijo: ‘Mirá que a las 10 de la mañana ya está firmada la eximición y yo puedo aguantar sin notificarle al imputado, como máximo, hasta las 12 del mediodía, porque algo pasaba con el juez que se iba’”.
Luego relató cómo fue el pago: “Al día siguiente le entregué el 50% de los $ 30.000 a Molina, en la calle. Nos encontramos en la esquina de Bolívar y Don Bosco, de Corrientes, tal como lo hacíamos siempre. Era un lugar donde no había mucho tránsito, hay un depósito, no hay mucho movimiento de gente. Cada uno venía en su auto”.

Alcántara: “No hay una sola llamada con la voz del juez”            

​Jorge Eduardo Alcántara, del equipo de abogados de la defensa del juez federal Carlos Soto Dávila, dijo que buscan que se “acredite lo que dicen los arrepentidos”.
Aseguró que no hay pruebas concretas. En ese sentido enfatizó que “no hay una sola llamada donde esté involucrada la voz del juez”.
En declaraciones a radio Sudamericana, Alcántara comentó que “se mezclaron situaciones que se habían dado en distintos expedientes, por eso fue la decisión de que no declare. Se decidió organizar la estructura y adjuntar las constancias de cada una de esas causas, y presentarlas como elemento de prueba para que puedan ser analizadas en su integridad por el juez Sergio Torres”.
“Queremos que traten de acreditar lo que dicen los arrepentidos. En los cientos de horas de escuchas telefónicas no hay una sola llamada donde esté involucrada la voz del juez”, dijo. 
El abogado aseguró que las declaraciones del arrepentido carecen de veracidad. 
“Se involucra al abogado Ernesto Tito González como habiendo participado de estos hechos, seis meses después de su fallecimiento, como para que tengan una idea de la desprolijidad y de lo poco serio. Ninguno de los dichos que ellos toman como cierto fueron mínimamente corroborados. Todo vecino de la ciudad de Corrientes sabe dónde vive el doctor Soto Dávila, en las condiciones en que vive y los bienes que tiene”.