Procesaron con prisión preventiva a los 7 detenidos por la desaparición de Loan Peña
La jueza federal de Goya, Cristina Pozzer Penzo, procesó este miércoles con prisión preventiva a los siete acusados de la desaparición de Loan Danilo Peña, ocurrida en el paraje Algarrobal de 9 de Julio el 13 de junio pasado, tras un almuerzo por los festejos del día de San Antonio en la casa de la abuela del nene, Catalina Peña.
En una resolución de más de 1.000 páginas, Pozzer Penzo consideró como coautores del delito de "sustracción de un menor de 10 años" a Bernardino Antonio Benítez de 38 años y a Laudelina Peña de 46 (ambos tíos de Loan), a Daniel Oscar “Fierrito” Ramírez de 49 y su pareja Mónica del Carmen Millapi de 36 (ambos amigos de los tíos de Loan), a la ex funcionaria municipal María Victoria Caillava de 53 años y a la pareja de esta, el ex capitán de navío Carlos Guido Pérez de 63.
En la resolución también está incluido el ex comisario Walter Adrián Maciel de 44 años, quien se desempeñaba como jefe de la comisaría de 9 de Julio. A el también le alcanza la prisión preventiva y el procesamiento por "sustracción, ocultamiento de menor de 10 años en concurso ideal con encubrimiento por favorecimiento real, calificado por la gravedad del delito precedente y su calidad de funcionario público, en carácter de partícipe necesario del primer delito y autor del segundo". A Caillava y Maciel también los procesaron por el delito de "amenazas".
La medida incluye la decisión de que Mónica del Carmen Millapi pase a prisión domiciliaria, por cuestiones familiares, debido a que tiene hijos menores de edad que están viviendo en Neuquén.
La juez ordenó además que Macarena Peña de 21 años, hija de Laudelina y Camila Núñez, de 25, esposa de Diego "El Huevo" Peña, primo de Loan, declaren como testigos en la causa, lo que significa que deberán hacerlo bajo juramento.
Loan desapareció el 13 de junio pasado. Ese día fue con su papá José a la casa de su abuela Catalina. Llegaron de sorpresa. Almorzaron junto a su tía Laudelina, que estaba con su pareja Benítez y sus tres hijos: Macarena y dos menores de edad; además de su prima política, Camila Núñez, quien había llevado a su nena. También estaba el matrimonio de Millapi y Ramírez, y el de la ex funcionaria Caillava y el capitán de navío retirado Pérez.
Cuando terminó el almuerzo, Benítez, Caillava y Ramírez fueron a juntar naranjas junto a Loan y los otros cinco niños. Según declararon Caillava y Ramírez, ellos se distrajeron hablando por teléfono porque el hermano de Ramírez estaba internado. Los chicos presentes en el almuerzo dijeron en la primera Cámara Gesell que Loan quiso volver con su papá y se fue. Su tío aseguró que, cuando se dio vuelta, Loan había desaparecido. Nada más se supo de él.
En su extenso escrito, la jueza federal de Goya concluyó que desde la zona del naranjal, Loan habría seguido -solo o con otras personas- hasta las inmediaciones de la escuela abandonada, donde “existen ciertas sospechas de que Caillava y Pérez habrían levantado al menor tras un posible accidente o evento criminal para llevárselo fuera de la esfera de custodia de su padre, sin que sepa su paradero hasta la actualidad”.
Y que Benítez, Millapi y Ramírez fueron los tres adultos que estuvieron por último con el chico. “Los tres no pueden desentenderse del resultado en la desaparición del niño”, afirmó. Y que de la indagatoria de Benítez se desprende que fue el último que estuvo junto a Loan, ubicándolo “como principal sospechoso” de la desaparición.
Sobre el tío de Loan, sostuvo que ese día estuvo desaparecido varias horas y se cambió de ropa durante la búsqueda. Y que en su declaración cayó en contradicciones.
Al referirse a Millapi, detalló que sus acciones “son errantes e injustificadas: una de ellas especialmente genera dudas sobre la intencionalidad de impulsar un supuesto 'cántico' inventado para buscar a Loan en los primeros momentos con los niños, porque en el supuesto de haber estado perdido o en situación de riesgo, cualquier adulto precavido debe suponer que el niño pediría auxilio".
"El grito, llanto o similar exteriorización del menor podría haberse cubierto por estos cánticos ingeniados por Millapi, tratándose de otro supuesto de encubrimiento en la búsqueda de Loan”, indicó.
Pozzer Penzo dijo compartir los argumentos de la Fiscalía sobre la mujer: “Debe ponderarse que tampoco pudo dar cuenta de los motivos por los cuales, en ocasión de dejar a su hija y sus sobrinos en sus respectivas casas, se llevó sin aviso hasta el pueblo a JAB (hijo de Benítez y Laudelina), con quien no tenía ningún tipo de vínculo".
"Esta circunstancia refuerza la existencia de un pacto y una distribución de funciones entre al menos Laudelina Peña, Antonio Benítez, Daniel Ramírez y Mónica Millapi respecto de los pasos a seguir en esas horas claves, posteriores a la consumación de la sustracción del niño”, argumentó.
“¿Por qué habría de ser Millapi quien se llevara del lugar al niño en esas circunstancias, alejándose hasta el pueblo para luego volver a llevarlo a la zona de la desaparición?”, se preguntó.
Sobre “Fierrito” Ramírez, apunta que estuvo desaparecido toda la tarde del 13 de junio: “Se perdió igual que Benítez de la vista de terceras personas. Como también considero extraño el desconocimiento sobre su paradero posterior a la desaparición del menor... hasta su reaparición en su auto particular por la noche”.
La jueza le dio valor al relato de Laudelina Peña respecto del traslado del menor por parte del ex marino Carlos Pérez en su camioneta, posiblemente tras embestirlo cuando salía de la casa de Catalina Peña, la abuela de Loan.
“El ex marino habría cargado al niño en la cajuela de la camioneta, en la parte de atrás para llevárselo en un estado quizás de inconsciencia”, señaló el procesamiento.
Para Pozzer Penzo, la presencia del chico en la camioneta quedó probada con la prueba odorológica que “constata la presencia del menor en la camioneta y luego en el auto” de la pareja, y detalla que el olor dejado por Loan “es imposible de confundir por los hermanos que pudieran haber estado también en el interior del rodado, explica (el perito Mario) Rosillo con holgado profesionalismo”.
“El único medio transportador idóneo para sacarlo en tan corto tiempo entre la alerta de la desaparición y la intensa búsqueda es la camioneta del matrimonio Pérez y Caillava, convirtiéndolos en principales sospechosos de esa maniobra”, agregó la resolución.
“Y no se descarta la participación de Benítez, Ramírez y Millapi en efectivizar las acciones necesarias para moverlo, ocultarlo, desaparecer a Loan como a Maciel, quien tenía a su cargo la investigación y búsqueda, llevándola lentamente hacia lineamientos evidentemente distractores e infructuosos", especificó.
Roles específicos
En el procesamiento se plantea que los siete detenidos habrían cumplido roles específicos en la sustracción y ocultamiento del niño. Las acusaciones apuntan a que, lejos de actuar en favor de su búsqueda inmediata, habrían entorpecido el proceso mediante acciones como alteración de pruebas, comunicaciones confusas y conductas evasivas. En particular, se señala a Maciel por presunta colaboración en el encubrimiento del caso y manipulación de elementos probatorios.
La fiscalía sostiene que los eventos del 13 de junio pasado no fueron fruto del azar, sino el resultado de un plan deliberado y coordinado para sustraer y ocultar al menor, aprovechando las dinámicas familiares y las características del entorno rural donde ocurrieron los hechos; y desviar la investigación.
La línea principal de investigación considera que Loan fue sustraído de forma intencional y posteriormente ocultado, lo que implica una acción coordinada entre varios de los imputados. Este grupo habría buscado desviar la atención de los investigadores mediante la manipulación de evidencias, como el hallazgo de un botín del menor en un lugar estratégico.
Según testimonios y análisis forenses, Caillava y Pérez habrían utilizado su camioneta Ford Ranger para transportar al menor fuera del área. Pericias odorológicas realizadas en ese vehículo y en un Ford Ka de su propiedad indicaron rastros consistentes con el menor en los asientos traseros.
Mientras que las pruebas con Luminol mostraron reacciones positivas en áreas específicas, como el baúl y los guardabarros. Esto alimenta la hipótesis de que Loan pudo haber sido transportado en esos coches.
El comisario Maciel, a cargo de la Comisaría de 9 de Julio, habría desempeñado un papel crucial en el encubrimiento. Según la fiscalía, alteró pruebas fundamentales, como el hallazgo del botín, y desvió la investigación inicial. Su conducta incluye:
Benítez y Ramírez eran responsables inmediatos de Loan y otros niños en el naranjal. Según los testimonios, ambos fueron señalados por abandonar el área de búsqueda poco después de que se detectara la desaparición del nene, generando dudas sobre sus acciones posteriores. Las geolocalizaciones de sus teléfonos muestran movimientos hacia otras localidades cercanas.
Millapi, pareja de Ramírez, también se encontraba presente en el naranjal y regresó más tarde a la zona de búsqueda sin justificación clara sobre su ausencia. Habrían manipulado pruebas y proporcionado información contradictoria sobre las circunstancias del hecho.
Laudelina, tía de Loan, inicialmente participó en la búsqueda, pero luego fue señalada por encontrar un botín del menor en un área sospechosa, lo que la vinculó con una posible manipulación de pruebas. Había sido plantado ese calzado para desviar la investigación. Al igual que Millapi, proporcionó información contradictoria sobre las circunstancias del hecho.
Caillava y Pérez abandonaron la escena antes que los demás, fueron acusados de llevar al menor en su vehículo. Posteriores pericias odorológicas y de Luminol en sus automóviles reforzaron esta hipótesis.
En el procesamiento se destaca que las declaraciones de los imputados presentan discrepancias. Varios testigos señalaron que los adultos que supervisaban a los chicos en el naranjal no actuaron con rapidez ni ofrecieron explicaciones coherentes sobre las circunstancias de la desaparición de Loan.
Para la Justicia, las acciones de los imputados no solo fallaron en proteger a Loan, sino que configuraron un patrón de ocultamiento intencional. Se presume que Loan fue sustraído del lugar, trasladado y ocultado, con la complicidad del resto de los detenidos que actuaron de manera coordinada. Esta hipótesis se apoya en los movimientos inusuales de los imputados, las pruebas técnicas recabadas y las inconsistencias en los relatos presentados.
Asimismo, el análisis de comunicaciones telefónicas y geolocalización confirmó movimientos sospechosos de algunos imputados fuera del área de búsqueda durante las horas críticas. Por ejemplo, Benítez y Ramírez abandonaron la zona poco después del hecho, dejando sin supervisión a los menores que estaban bajo su cuidado.
Una parte fundamental de la investigación recae en los testimonios obtenidos en Sala Gesell de los cinco menores presentes en la zona al momento de la desaparición. Estos menores confirmaron haber visto a Loan caminando hacia el naranjal acompañado por algunos de los acusados, lo que refuerza la línea temporal construida por la fiscalía.
Para Pozzer Penzo no existen dudas que el chico estuvo dentro de la Ford Ranger. “El niño estuvo dentro de la camioneta el 13 de junio: permito llegar a esta conclusión porque antes no había estado con el matrimonio, era la primera vez; es un indicio unívoco de permanencia en esa única oportunidad que no encuentra otra explicación más que ésta: lo cargaron en el rodado y trasladaron la última vez que fuera visto en la zona”.
"La prueba odorológica también dio positivo en el otro vehículo que manejaba Caillava prioritariamente, de menor porte. Ergo, también estuvo en ese rodado en las horas posteriores a la desaparición, pudiéndose inferir un cambio de vehículos con fines a determinarse: primero, temprano de siesta en la camioneta, después en el automotor del matrimonio quizás para llevarlo y dejarlo en un destino puntual y final en la intervención de esta pareja en el traslado. Claramente está probado que en el automóvil Ford Ka de su propiedad, tenía el olor intransferible con facilidad de Loan”, indicó.
Explicó que “simplemente porque el primer rodado con el cual salen de la zona el matrimonio era la camioneta y no el auto. Entonces, en el auto Loan estuvo después de estar primero adentro o en la cajuela de la camioneta de Pérez y Caillava. Se descarta que dejó el lugar: caminando, a caballo, o en motocicleta; únicos medios de locomoción posibles en esa zona. Por descarte, resta el vehículo de Pérez y Caillava como único medio posible de movilizar al niño con la impercepción de vecinos, eventuales transeúntes (pocos, pero que existen en la zona, vecinos, no es inhóspito como dice Maciel en el parte preventivo, u otros vehículos que pudieran aparecer)”.
De acuerdo a Pozzer Penzo, es llamativa la contención que el ex marino y su esposa brindaron al hijo de Bernardino. Y lo atribuyó a que “Pérez pudiera tener conocimiento por sí o por medio de algún comentario que (el menor) vio o sepa qué habría pasado con Loan” ese día.
En otro tramo, la jueza señaló que “según las constancias que surgen de la causa, la planificación, coordinación y coautoría sería prima facie posterior al naranjal, que es desde entonces que hago mención que habrían actuado como coautores para lograr sustracción y ocultamiento del menor".
"No genera sospecha en sí la excursión al naranjal, que es propia a las costumbres de los ambientes rurales; es decir, de compartir el almuerzo, caminar por los lugares circundantes, el juego de los niños, lo cual no genera sospecha”, pero no descartó que Loan se haya dirigido solo hacia la zona de la “escuela tapera”, que está a unos 400 metros, ya sea por desorientación o asustado por un delito previo.
La jueza indicó que una vez concretada la sustracción de Loan, “aparece en participación activa como partícipe necesario de este montaje de búsqueda que en los hechos generó una pérdida de huellas, rastros y pruebas irreparable con la enorme cantidad de 'ayuda' convocada por el entonces comisario de 9 de Julio Walter Adrián Maciel, para asegurar que los otros consortes de la causa cumplan su parte del plan”.
Otro detalle que le llamó la atención a la magistrada es la meticulosidad con la que relataron Pérez y Caillava el viaje de 9 de Julio a Chaco. “Se tomaron minuciosamente el tiempo en el trayecto para probar cada movimiento suyo. El detalle es para mí en función de la prueba que para entonces ya el hecho criminal de desaparición del menor estaba terminado y con la tranquilidad de que dejaron este punto del plan criminal asegurado sobre todo en relación a su participación. Finalizado el 'iter criminis' en relación al menor, pasaron a la fase de cubrirse ellos de cualquier sindicación como finalmente tuvieran, detención u obtención de pruebas”.
Sobre el comisario Maciel, a la jueza le resultó extraño que no explicó dónde estuvo entre las 14.00 y las 16.05, horario en que estuvo “no ubicable e incomunicado”.
“Resulta inexplicable la evasión constante de Maciel en cuanto a su información personal respecto a que hacía y donde se encontraba durante esas primeras dos horas cruciales de la desaparición del menor, considerando que de haber actuado no sería como encubridor de un delito cometido por otro sino como partícipe necesario de éste ya que sin su aporte no había podido llevarse a su finalización, al menos con las pruebas obrantes hasta ahora”, concluyó la magistrada.
En otro tramo de la resolución, Pozzer Penzo analizó la posibilidad de un hecho accidental en el camino de acceso a El Algarrobal. Para ello recurre a las pruebas odorológicas, las abolladuras que presenta la camioneta, el lavado del vehículo en las horas posteriores, y el hallazgo de rastros de sangre humana y masculina cuyo ADN no se pudo determinar.
“En el relato de los testigos, José era la primera vez que había visto a Pérez pero se quedaron compartiendo la bebida (vino) los cuatro: Caillava, Catalina Peña y los dos hombres en la mesa. Estas circunstancias junto a la aparición en el camino podrían haber sido causas del embestimiento y levantamiento con posterior traslado desde ese lugar a otro todavía desconocido", enfatizó.
"Del devenir de la causa, en la sustracción, ocultamiento en principio habrían tenido relevante intervención Laudelina Peña y Antonio Benítez, por la consecutiva secuencia junto a Ramírez de eventos de especial relevancia para conseguir estos fines detallados en la imputación fiscal", acotó.
Catalina Peña brindando con el ex marino Carlos Guido Pérez y su esposa, María Victoria Caillava, en el almuerzo previo a la desaparición de Loan.Catalina Peña brindando con el ex marino Carlos Guido Pérez y su esposa, María Victoria Caillava, en el almuerzo previo a la desaparición de Loan.
"La situación de estrechez de los vínculos matrimoniales, sentimentales y de amistad entre los cuatro; Benítez, Laudelina por un lado, y Millapi con Ramírez por el otro, hacen lejano a la experiencia, lógica y psicología como parte de la sana crítica racional que no hayan sabido el 'iter criminis' posterior a la embestida y levantamiento del menor, causado por el tercer matrimonio Pérez y Caillava", sentenció.
En su opinión, "todos se mantuvieron comunicados, interrelacionados, borraron dentro de las posibilidades cualquier registro telefónico, ingeniaron coartadas y cuidadosamente como el caso de Pérez y Caillava se ocuparon de intentar quitar toda responsabilidad sobre sus personas”.
En ese sentido, indicó que “dentro de esta estructura, Pérez es quien reúne las condiciones de organizador y líder, tengo en cuenta para esto, el relato de sus compañeros de Liceo Naval, el resultado de la pericial psicológica donde aparecer como una persona planificadora y meticulosa, que no habría permitido manchar su legajo u hoja de vida con un evento de tamaño perjuicio como era el haber embestido y trasladado a un menor a sabiendas que al menos los familiares más directos por la forma de crianza, apego con Loan avanzarían denodadamente en su búsqueda”.
Para la jueza, el relato de Laudelina sobre el accidente “resulta creíble en los tramos centrales” y que ello coincide con lo relatado por Macarena Peña ante una oficial de Delitos Complejos de la Policía de Corrientes. Érica Torres reveló que “fue un accidente, todos decían que era trata, y al otro día me dijo -refiriéndose a su madre Laudelina Peña- fue un accidente de tránsito”. Y agregó que lo hizo como si estuviera “hablando de un perro o una vaca”.
Para Pozzer Penzo, todo ello “permite con la probabilidad de la instancia concluir que la desaparición del menor no sería producto del accionar del crimen organizado (trata o conforme la prueba e indicios hasta ahora colectados, con la conexión con el narcotráfico), salvedad que resta una considerable cantidad de pericias a colectar las cuales están siendo reclamadas por el juzgado de manera permanente y que podrían hacer variar la situación procesal de estas personas y/o emerger otras personas con vinculación a los hechos investigados”.