29/09/2023

La historia del crimen de la influencer: Desde su esclarecimiento al intento de politización

Por Alfredo Zacarías  



A menos de una semana de producido el asesinato de la “influencer” curuzucuateña Griselda Blanco, detectives de la División Homicidios de la Policía Federal Argentina lograron la detención del hombre sindicado como autor del crimen. El esclarecimiento, fue confirmado por la misma fuerza y por la fiscal que entiende en el caso, María José Barrero Sahagun.
 
La investigación del crimen estuvo a cargo de la Policía Federal, con colaboración de la Policía de la Provincia, por pedido de la fiscal, quien dio cierto crédito a las versiones, en redes sociales, de que Blanco estaba bajo amenazas de miembros de la policía local por supuestas denuncias que había realizado durante sus emisiones en vivo en la red social Facebook, pero que nunca llevó a la Justicia, aunque si le costó recibir una carta documento de uno de los afectados intimándole a cesar en sus acusaciones.
 
Barrero Sahagun, junto al jefe del Departamento de Investigación Compleja Región NEA de la Policía Federal, comisario inspector Ricardo Juri, confirmaron que el detenido como autor material del crimen es un empresario local, oriundo de Monte Caseros, Darío Alfredo Ricardo Holzweissig, de 46 años, con quien Griselda Blanco mantenía una relación que primero fue comercial y luego mutó a íntima, pero a escondidas.
 
Holzweissig alquila y explota comercialmente el boliche “Punto Sur”, ubicado en Ruta Provincial 126 a la altura del kilómetro 159. En ese mismo lugar a su llegada a la ciudad había montado un negocio de venta de muebles. El hombre era uno de los “auspiciantes” de Griselda para sus presentaciones en vivo en redes sociales. Blanco fue encontrada sin vida en su casa de la calle Juan Pujol el 20 de mayo pasado. Su cuerpo estaba tendido en el piso, con una pequeña soga sujeta a su cuello, presentaba varios golpes en la cabeza y un corte en el cuello y restos de cabellos en sus manos, los que serán claves para confirmar acusaciones, a la hora de conocerse los resultados de ADN. Primero se había dicho que fue un suicidio, pero las marcas de tortura dieron cuenta de que se trataba de un crimen.


 
El primer detenido resultado de las primeras investigaciones, fue la ex pareja de la mujer, Armando Jara, para quien la fiscal pidió la libertad el último viernes en una audiencia de medidas de coerción, aunque quedó sujeto al cumplimiento de distintas normas de conducta que le fueron establecidas hasta tanto sea totalmente sobreseído.
 
Durante la conferencia de prensa en la que se dieron detalles del esclarecimiento, se detalló que luego de tareas de campo y análisis de información, se lograron “claros indicios que señalan a Holzweissig como posible autor del feminicidio de Griselda Blanco”.
 
En esas investigaciones, y según fuentes judiciales, resultaron fundamentales las declaraciones testimoniales de los hijos de Blanco, que alertaron sobre “la relación tóxica de su madre” con el empresario ahora detenido.
 
El Juez de Garantías de Curuzú Cuatiá, Martín José Vega, ordenó los allanamientos tal como lo pidió la fiscal Barrero Sahagun a la vivienda de Holzweissig quien fue capturado en el lugar. De rastreos realizados en 500 metros a la redonda de la vivienda allanada, se hallaron un cuchillo con rastros de sangre y un teléfono celular desarmado que sería uno de los dos teléfonos de la víctima. Ambos elementos serán sometidos a peritajes para ver su relación con el crimen.


 
El análisis de las cámaras de seguridad obtenidas en varias zonas de Curuzú Cuatiá, permitió establecer que Holzweissig había regresado en horas de la madrugada a su casa, a bordo de su automóvil, el que previamente había estado estacionado en las inmediaciones de la vivienda de Griselda Blanco.
 
Por otra parte, del análisis de los teléfonos celulares secuestrados, los investigadores detectaron que entre Blanco y Holzweissig existía una relación previa, primero de carácter comercial y luego de encuentros sexuales. Se pudo establecer además que Blanco comenzó a extorsionar a Holzweissig exigiéndole dinero para no dar a conocer esta relación a su esposa. Ese habría sido el desencadenante del brutal crimen.
 
Este sábado, el abogado del principal y único acusado del crimen, por ahora por lo menos, Alejandro Gómez, confirmó haberse hecho cargo de la defensa, aunque aseguró que "no nos comunicaron porqué está detenido mi cliente, pero se dispuso su incomunicación hasta que se realice la audiencia de imputación dentro de las próximas 72 horas".


 
El crimen de Griselda Blanco, a quien se intentó hacer aparecer falsamente como periodista, aunque ella misma negaba serlo y se autodefinía como “influencer”, generó innumerables especulaciones. Un raro tufillo a un vano intento de politización quedó flotando trás una semana agitada.
 
La verdad es que Griselda Blanco nunca ejerció el periodismo. Es más, ante las quejas de los habitantes de Curuzú que eran escrachados en sus vivos en la red social Facebook, se defendía asegurando que ella se limitaba “a exponer lo que le contaba la gente”, obviando claro, todo tipo de tarea periodística de confirmar los datos que les aportaban sus supuestas “fuentes”.
 
No tenía buena relación con el mundillo periodístico local. Los medios curuzucuateños, conocedores de las secretos de la ciudad, trataron el tema son sobriedad y sin subirse a las especulaciones de las redes sociales. Los medios porteños de alcance nacional, e incluso algunas organizaciones o colectivos, urgidos por la necesidad de visualizaciones o audiencias por sobre la responsabilidad, prefirieron subirse a versiones sin basamento sólido, alimentando el morbo y pensamientos conspiranoides. No dudaron en ignorar todas esas señales que daban los conocedores del territorio. Muchas y muchos fueron advertidos, pero optaron por engañar a sus lectores y a la sociedad. La prioridad parecía exponer a Griselda Blanco como “una periodista comprometida y respetada que “siempre decía lo que el poder no quería oír” (TN 26 de mayo 2023, 15:22hs) y que había sido asesinada por sus investigaciones periodísticas.
 
Nada más alejado. Griselda no realizaba investigaciones, ella misma lo decía, “repetía lo que la gente le contaba”. Sus denuncias, como el supuesto caso de mala praxis que costó la vida de una amiga suya, Débora Serrano, en el Hospital local, estaba reflejada en todos los medios locales y muchos provinciales. Ninguno había recibido amenazas por difundirlas.
 
El atroz crimen de Griselda Blanco merecía ser esclarecido por lo que era, una mujer salvajemente asesinada, sin importar sus conductas. El señalarla como periodista e insistir hasta el cansancio, aún algunos lo siguen haciendo, que su muerte era a causa de las “denuncias” que hacía y las “¿investigaciones?” que realizaba, era sin querer, sembrar pistas falsas que podrían haber demorado aún mucho mas el llegar a la verdad.
 
Las lecciones que quedan, lamentable y dolorosamente después de esta terrible muerte, son muchas. Ojala cada uno de los actores sepa interpretarla.