29/03/2024

Capitanich, entre negar la realidad y seguir la estrategia de Bolsonaro



Raúl Mendoza
La República

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La interna entre el intendente de Resistencia, Gustavo Martínez, y el gobernador de Chaco, Jorge Milton Capitanich, sumó un capítulo más en la novela de idas y vueltas que se tejen en medio de una pandemia que ya se llevó 38 vidas de hermanos chaqueños. 
Que dos hombres políticos del mismo partido no puedan ponerse de acuerdo habla de la mezquindad y la falta de visión de ambos dirigentes. La gente los votó para tener soluciones y no ser víctima de sus enredos de entrecasa. 
Ayer, por redes sociales, el intendente de Resistencia le habló al gobernador diciendo: “Es el momento de tomar decisiones”. 
El jefe comunal redobló la apuesta y pidió volver a la fase 1 de la cuarentena, mientras que Capitanich, en su teoría de la pandemia, seguía planteando pasar a la fase 5. Total, ¡todos en algún momento se van a contagiar! Esto es cierto, pero el resultado sería diferente en un escenario de previsión.  
“Hay que aprender a convivir con el virus”, dijo y se dio de bruces contra la dolorosa realidad. La explosión de casos en el barrio Toba no la supo controlar a tiempo. Faltó contención, empatía y trabajo sanitario eficiente. El pastor evangélico de la comunidad toba que murió hace unos días dejó el hospital firmando un consentimiento, fue al barrio y celebró un encuentro espiritual. La ausencia del Estado está expuesta.
La solución a medias para un gran problema fue cerrar un barrio que tiene más de 20 accesos, sin haber garantizado, en las primeras horas de la medida, lo mínimo e indispensable que necesitaban sus habitantes para vivir. Faltó un facilitador y mucha cintura política. 
En dos meses, Chaco hizo todo lo que no tenía que hacer. Hasta la rectora de la UNNE, Delfina Veiravé, le ofreció ayuda para tratar de contener el crecimiento de los casos positivos. Básicamente, le quiso decir que tienen que adoptar el modelo correntino. En estos dos meses, quedó claro que las acciones determinan el resultado y la realidad con la que se enfrentan dos Gobiernos apenas separados por un puente.
No haber centralizado los casos positivos de covid-19 fue un craso error. Todos los sanatorios y hospitales públicos de Chaco tuvieron pacientes con coronavirus. Hoy el virus está en todo el sistema de salud. Así no se combate un problema. 
Capitanich tiene la responsabilidad de no dar más pasos en falso y derribar esa irrealidad que lo embelesó. La sociedad espera grandeza y humildad de sus gobernantes. Virtudes que hasta ahora no pudo mostrarlas. La soberbia y la fantasía nunca son buenas consejeras.