20/04/2024

La jueza espera el informe de la autopsia a la jubilada asesinada

La empleada doméstica sigue presa en Saladas. Impusieron hermetismo en la información para no entorpecer la investigación.  



La jueza de Instrucción y Correccional de Saladas, María del Carmen Mareco, espera el informe de la autopsia practicada a los restos de Ramona Zulma Arce (68). La jubilada fue hallada en la siesta del lunes 17, enterrada en el patio de su casa. Por el momento se encuentra detenida la empleada doméstica. Se impuso hermetismo en la información para no entorpecer la investigación.
La detenida debía declarar en el sumario policial. Probablemente la trasladen hoy al Juzgado de Instrucción de Saladas para cumplir con una rutina. La identificarán  formalmente con todos sus datos personales y deberá fijar un domicilio local.  
No hay certeza de si la mujer participó o no del homicidio de Zulma Arce. Para los investigadores, resultó extraño que no denunciara la desaparición de la dueña de casa. 
En un principio, habría manifestado que desconocía todo, pero  el cadáver comenzó a descomponerse y se sentía el olor nauseabundo. No se descarta la participación de otra persona.
Peritos de Criminalística tomaron fotografías de la fosa y de otras dependencias de la casa. También elaboraron un croquis y se labró un acta con los detalles. No trascendió si secuestraron algunas evidencias que pudieran ser útiles para la investigación. 
El sumario quedó a cargo de la comisaría de Saladas, con intervención del Juzgado de Instrucción y Correccional de María del Carmen Mareco y Fiscalía de Osvaldo Ojeda.

El hallazgo

La falta de respuestas a llamados y mensajes al celular motivó que una hermana de Zulma Arce, que también vive en Saladas, se trasladara hasta el domicilio situado en Independencia al 500, entre Bolívar y Florida. 
Al llegar, en la siesta del lunes, fue atendida por una señora de unos 50 años, que hacía más de 10 días  que Zulma contrató para que ayudara en los quehaceres domésticos.
Le preguntó por su hermana y le dijo que había salido.
Doña Zulma, como la conocían en el barrio, vivía sola y alternaba sus actividades cotidianas con tareas de enfermería a domicilio o en su casa.
La hermana entró a la vivienda y no advirtió nada extraño o que le llamara la atención. Se dirigió al patio y sintió un olor  a osamenta. Pensó en algún animal muerto. Pero fijó su mirada hacia el fondo del patio donde había tierra removida, cubierta en parte con un plástico, donde colocaron encima una chapa y una pileta de  cemento que se usa para lavar ropas. 
Se estremeció cuando advirtió que entre la tierra removida salía un pie. Rápidamente, volvió hacia la casa y enfrentó a la empleada, quien se mantuvo en silencio. Pidió ayuda a vecinos y llamaron a la policía. Luego llegó la jueza,  el fiscal y peritos.
Vecinos dijeron que la vieron   por última vez el viernes 14, día en que fue a cobrar su jubilación. También vieron un auto rojo estacionado frente a la casa.