29/03/2024

En una semana, 100 mujeres se realizaron mamografías en el Vidal

La importancia de realizarse los controles y la información son los aspectos clave de la campaña que se realiza durante octubre.



En el marco del Día Mundial del Cáncer de Mama, que se conmemoró este sábado 19, instituciones de Salud Pública vienen realizando durante este mes distintas actividades de sensibilización sobre esa enfermedad. Los ejes del trabajo que se realiza son controles médicos e información.
En este contexto, el hospital Vidal es una de las instituciones más importantes en la atención de pacientes con esa enfermedad, ya que allí funciona el Departamento de Oncología. “La semana pasada 100 mujeres se hicieron la mamografía y otras 70, quedaron para esta semana”, dijo a La República la integrante del Departamento de Oncología del Vidal, Natalia Ayala.
“Todas se atendieron en consultorio y las que necesitaron ecografía, también accedieron a ese estudio”, agregó.
Las acciones también se extendieron a los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS), desde el mismo hospital. A través del Departamento de Enfermería de esa institución y de la Residencia de Enfermería Oncológica y Hematoncológica y del área de medicina interna se realizaron diversas actividades y una de ellas fue que desde el 7 de octubre estuvieron en diferentes CAPS de la capital.
“La finalidad fue sensibilizar a la comunidad sobre esta patología, mostrando cuáles son los estudios de diagnóstico, los métodos de autopalpación, sacando todo lo que son los mitos y explicando las realidades de esta patología en sí”, dijo Maimará Tossutti, también parte del plantel del hospital Vidal.
“Tuvimos muy buena aceptación y acompañamiento en los diferentes CAPS”, agregó.
Otra de las acciones impulsadas desde la misma institución fue el sábado pasado en la plaza Vera, donde se llevó a cabo un “Banderazo rosa” en ese lugar, simbolizando la lucha contra el cáncer de mama.
Además, el viernes se realizaron las V Jornadas de Enfermería Oncológica y las III Jornadas de Cuidados Paliativos “Una visión interdisciplinaria”.
Para dimensionar, de enero a junio de este año, 1.293 pacientes se realizaron quimioterapia en el Departamento de Oncología del hospital Vidal, por distintos tipos de cáncer.

Experiencia con el examen en el hospital
Por Teresita Lotero

Siempre encontré algún justificativo que postergara el momento: “trabajo a la mañana”, “no tengo tiempo”, “ya voy a ir en las vacaciones”, “no quedan turnos”, “me parece que no está funcionando el aparatejo”, y así… Decenas de autoengaños hasta que se me terminó la última excusa y ya estaba grandecita como para seguir demorando algo que podría, incluso, salvarme la vida o ahorrarme complicaciones.
Debo admitir que el mayor error que cometí fue escuchar comentarios de cualquier improvisado sobre el tema: que duele si tenés las lolas chicas, que duele si las tenés grandes, que te aprietan fuerte, que te estiran…“¡Que patatín, que patatán!”, diría mi abuela. Mientras tanto, los días pasaban, la hermana de una amiga había sido operada de un cáncer de mama, pasó por quimio y se recuperaba gracias a que se lo habían detectado a tiempo. Empezaba a pegarme cerca.
Esa mañana, la de los estudios, me quedé más tiempo en la ducha para quitarme la ansiedad, miré videos sobre el tema en Internet y vi que no era nada del otro mundo (me pregunté después por qué no había investigado antes. Me hubiera ahorrado tanto temor inútil). La gente del hospital Vidal de Corrientes tiene la particularidad de generar paz en mi acelerada vida. He pasado por sus instalaciones decenas de veces. Desde una deshidratación leve, una neumonía aguda y hasta una cirugía me permitieron conocer a esos raros fenómenos cargados de paciencia que te hablan suave mientras te pinchan el brazo. Y ahí estaba yo. Con la orden en la mano y cara de superada esperando frente a la puerta a que me atendieran, mientras mi cerebro manejaba una marea de pensamientos por segundo: ¿Y si los resultados son malos? Nah, va a salir todo bárbaro; olvidate. Pero hay antecedentes en la familia. Sí, hay, pero no son de mama sino de laringe. Ya que estamos, tengo que ir al otorrino. Uh, el turno para el pap…Un tsunami de cosas se me pasaban por la mente cuando se abrió la puerta y dijeron:—¿Lotero? Como un corderito, mansita y haciendo un chiste que la doctora no entendió, pasé hasta la sala. Allí estaba el aparatejo de mis pesadillas que me iba a aplastar las lolas hasta las lágrimas: era solo un instrumento mediano, sólido, con una parte móvil transparente que se adaptó a mi anatomía con una presión básica, absolutamente tolerable, ayudado por la radióloga. Le llevó un par de minutos acomodarme para obtener una buena imagen y luego:—Quédese quietita en esa posición. (Click). Ya está. Una vez más, en la otra mama. (Click). Ya está. Puede vestirse, señora. Busque los resultados el próximo viernes, ¿sabe? ¿Eso era todo?. Eso era todo.
Me retiré pensando en ellas: las mujeres de mi familia, las de mi ciudad, las de mi provincia. ¡Cuánto padecimiento y cuánto gasto podría ahorrarse si nos hiciéramos un tiempo para una mamografía anual que detecte cualquier problema a tiempo! Los resultados llegaron el viernes siguiente. El año que viene nos volvemos a ver.