29/03/2024

Ser madre, estudiar y trabajar: historias de mujeres mbareté

Una mamá y sus dos hijas están a un paso de cumplir sus sueños y recibirse de agentes sanitarias. Con esfuerzo y dedicación, atienden además a sus nenas, a las que muchas veces llevan a clases. Anhelan con ser profesionales y ayudar a los que necesitan.



Ellas son tres mujeres que, desde hace tres años, suman un granito de arena al sueño de ser agentes sanitarias. Tienen el anhelo de poder informar sobre distintos temas relacionados con la salud a aquellas personas que se les dificulte asistir a un centro de salud, o asistirlas en determinados momentos de emergencias climáticas, por ejemplo. 
Ellas son Josefina Verón (45), Vanina (23) y Yésica Alfonso (26). Una madre con sus dos hijas que  en 2016, vieron que tenían una oportunidad de estudiar la Tecnicatura de Agente Sanitario y Promotor de la Salud en el Instituto “Carmen Molina de Llano” y así poder servir a los demás y no lo dudaron. 
“Para mí es una alegría y un orgullo poder estudiar esta carrera con mis hijas, más allá de que eso significa que nos tengamos que sacrificar un poco”, dijo Josefina a La República, mientras alistaba los apuntes con los que iba a estudiar con las chicas, “porque nos estamos preparando para rendir un examen”, agregó. 
La joven madre contó que ella siempre quiso estudiar y, después de tener sus cinco hijos, intentó hacerlo porque siempre le gustó. “Me gusta aprender, por ejemplo. Terminé mi secundario cuando los chicos ya estaban grandes. Después me inscribí en dos carreras que, por cuestiones económicas, no pude terminar”, dijo. Cuando estuvo en condiciones de poder solventar su formación, estudió Operador de Gestión de PC y pudo terminar. 
Al ser consultada sobre qué las llevó a elegir esta carrera, Josefina comentó que, cuando se informó de qué se trataba, “la alenté a Vanina para inscribirnos y estudiar, porque pensé que podía ser una buena carrera para ayudar a quienes lo necesiten”.
“También le dije a Yésica, pero como ella estaba embarazada de su hija mayor, no se animaba.  Nazarena nació dos semanas después de que empezamos las clases y preguntamos si ella estaba a tiempo todavía de inscribirse, nos dijeron que sí y así, las tres  comenzamos a estudiar. Y afortunadamente nos va bien, tanto que a fin de año, si Dios quiere nos recibimos”, dijeron con evidente y lógico orgullo. 


“A nosotras nos gusta mucho la idea de poder acercar a las personas, que están alejadas de los centros de salud, toda la información referida a la prevención de enfermedades, en especial a quienes son muy humildes”, comentó la mujer.  

Cuestión de organización

“Este año, si Dios quiere, ya nos recibimos y estamos muy contentas por eso”, contó Yésica. Y motivos para estar orgullosas no les faltan, ya que ella desde que comenzó a estudiar asistía a clases con su hija mayor y ahora lo hace con Evangelina, su beba de cuatro meses. “Vani también lleva a Emma, que tiene seis meses, y somos las únicas que lo hacemos y tenemos las mejores notas del curso. Y hasta ahora, las tres aprobamos todas las materias. Nunca nos llevamos ninguna a rendir”, comentó con inocultable felicidad.
La joven además ponderó el acompañamiento de su madre en su rol de abuela y compañera de estudios, como también de su suegra, quien en numerosas oportunidades cuida a su hija mayor.
“Y eso nos ayuda muchísimo y es fundamental para poder organizarnos. Sin contar una cuestión que también tiene mucho que ver que es la movilidad, como las clases arrancan después de las 18 y terminan después de las 23, nos tenemos que manejar en colectivo. Ese es por ahí nuestro gran inconveniente, teniendo en cuenta que mi mamá vive en el barrio Nuevo; Vani, en el San Roque, y yo, en el Pirayuí”, reflexionó Yésica. 
“De ahí en más, todo es más sencillo, todo es más fácil cuando una hace lo que le gusta, entonces el tiempo siempre alcanza si nos sabemos organizar”, aseguró. 
La joven mamá comentó que algunas personas le preguntan por qué hacen tantas cosas, y sobre ello, comentó que siente que no hace tanto, “porque en realidad me siento una afortunada por la familia que tengo, por tener la posibilidad de estudiar y trabajar”. 
Por estos días, ellas están realizando sus prácticas profesionalizantes en el área de Maternidad del Hospital Llano. “Allí estamos comprobando que realmente esta carrera nos gusta y nos da la oportunidad de poner nuestros conocimientos a disposición de otras personas. A veces, podemos pensar que no, pero sí puede ser  fundamental a la hora de ayudar en determinados momentos críticos”, contó. “Para eso, el conocimiento y las ganas de asistir al otro pueden hacer la diferencia, concluyó Yésica Alfonso, futura agente sanitaria.

Más tareas

“Además de tener que atender las cosas de la casa, las tres también trabajamos”, dijo Josefina. “Yo, por la mañana, ayudo a mi marido en el emprendimiento de jardinería”, agregó. 
En tanto que Yésica contó que si bien ahora está de licencia por maternidad, “trabajo en la Dirección General de Centro Integrador Comunitario (CIC), y mi hermana trabaja en una peluquería”.
Por ende, las jornadas hábiles de las tres mujeres se reparten entre la atención de los niños,  el hogar, sus estudios y respectivos trabajos. “Pero todo lo hacemos con gusto”, dijo Josefina.

Agente sanitario

Los agentes sanitarios brindan charlas de concientización y previenen enfermedades, sobre todo en las zonas más vulnerables. Realizan  control de obesidad o bajo peso en chicos y adultos, chequeo de personas hipertensas y diabéticas, controles de vacunación y trabajan con asistentes sociales.