28/03/2024

Motochorros, la puerta giratoria de la justicia y la impunidad sin fronteras



Las críticas hacia el sistema judicial argentino parecieron recrudecer esta semana a la luz de dos decisiones judiciales tomadas a 1000 kilómetros de distancia una de otra, por jueces que tal vez ni se conozcan entre ellos, pero que dejan en evidencia la fragilidad del sistema y lo indefensa que se encuentra la sociedad Argentina, una deuda del estado que acumula décadas y que no se soluciona solamente con mas presencia policial. Ni en Corrientes, donde fue uno de los casos, ni en Buenos Aires, donde se dio el otro.  
 
En Corrientes fue un alto oficial de la Policía de la Provincia de Corrientes el que se mostró sorprendido ante los medios de comunicación por la rápida liberación de un conocido arrebatador correntino que sólo estuvo detenido cuatro días pese a tener en su haber no menos de siete causas en su contra por el mismo delito.
 
El delincuente en cuestión es Gerardo López, conocido con el alias de “Mochila”. De 27 años y reconocido como peligroso arrebatador, un motochorro, fue detenido por personal de la División Antiarrebatos de la Policía el 1 de marzo pasado en la esquina de Independencia y Darragueira. Fue alojado en la comisaría cuarta de esta ciudad desde donde en la noche del miércoles, alrededor de las 20, fue liberado por orden judicial.
 
El jefe de la División Antiarrebatos de la Policía, comisario Marcos Toledo aseguró que “el personal a mi cargo estaba caído anímicamente, pero les dije que tenemos que seguir haciendo lo que tenemos que hacer. Nuestra función era detenerlo y lo hicimos. Tuvimos al menos unas 10 persecuciones antes de su detención. Era muy buscado. En su momento la Policía puso cuatro hombres especialmente destinados a encontrarlo, y no se pudo lograr el cometido. Pero gracias al grupo Antiarrebatos lo detuvimos. Nos sorprendió su libertad” reconoció.
 
Toledo aseguró que  “el sistema de averiguación de antecedentes indica que tiene muchas causas pero desconocemos la situación en cada Juzgado”. Las causas serían al menos siete, diseminadas por distintos juzgados de instrucción. “Nosotros cumplimos en ponerlo entre rejas, de ahí en mas no podemos hacer nada, nos preguntamos si porque pasa esto” se lamentó el funcionario policial quien recordó que “los agentes pusieron en peligro sus vidas y las de terceros” en las incontables persecuciones a “Mochila”, pero “todo terminó de esta manera”.
 
Esa manera es con “Mochila” recorriendo de nuevo las calles de Corrientes a la búsqueda de una nueva víctima, victima que puede ser cualquier correntina o correntino.
 
Polémico fallo
 
El paralelismo a la historia de “Mochila”, el conocido arrebatador correntino, bien podría ser la de Leandro Santiago Bazán, de la misma edad, 27 años, conocido motochorro porteño que robó en 10 barrios diferentes de la ciudad de Buenos Aires. Fue “condenado” por la Justicia a no manejar motos por 2 años y tareas comunitarias en una sede de Caritas en Buenos Aires. Mientras seguirá libre porque la sentencia es de tres años de prisión en suspenso, pese al pedido de los fiscales de una pena mayor y de aplicación efectiva. Un juez garantista le dio la mano.
 
De acuerdo al sitio Fiscales.gob.ar, la condena fue dictada por el juez del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 18, Domingo Luis Altiei, en un juicio unipersonal del que participó el fiscal 8 de ese fuero, Guillermo Morosi, quien había solicitado una pena de tres años y medio de prisión.
 
Bazán cayó detenido por primera vez, en abril de 2018, le encontraron once teléfonos en un bolso. Igual la Justicia lo liberó para que esperara el juicio en libertad. No desperdició su tiempo. En septiembre del mismo año cayó otra vez luego de un raid en el que arrebató 9 aparatos en apenas tres horas. Insólitamente lo volvieron a liberar. Ante la segunda detención el fiscal del primer caso empezó a pedir que vaya preso, pero no logró una respuesta positiva.​
 
Los investigadores comprobaron que robó en al menos diez barrios porteños, ocho de ellos en un mismo día en una moto sin patente. Todo entre abril del 2018 y septiembre del mismo año. En total le encontraron más de 20 celulares robados, es decir que dio más de 20 golpes. Su metodología era moverse en una moto sin patente y sin importarle las vidas que pusiera en riesgo.
 
El fiscal José María Campagnoli tuvo que intervenir y pidió la prisión preventiva del motochorro, pero el juez la rechazó. El fiscal tuvo que presentar un recurso de queja ante la cámara. Bazán, mientras tanto, sigue en libertad. Dice que trabaja de "delivery". Hoy, la sentencia que recibió, sus reincidencias y delitos no parecen ser proporcionales.
 
No por lo menos a los ojos de una sociedad que reclama a gritos seguridad. Pero ya no una seguridad que le debe dar el estado desde las fuerzas de seguridad; sino la seguridad que debe dar la Justicia mediante las aplicación de castigos reales a quienes rompen las normas establecidas para una sociedad.
 
El vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, dijo no hace mucho ante otros casos similares a los de Bazán, que la situación "de alguna manera te agota, te enoja, te da bronca, todos los días trabajamos para poder vivir en paz, para tener justicia, como todos queremos vivir, y de repente otro caso más: un tipo que hizo once robos de celulares, cayó, quedó libre a la espera de un juicio y en la segunda jornada otra vez roba nueve celulares. Así es imposible, mas allá de que una y mil veces vamos a ir a buscarlos".
 
Dos historias separadas una de otra por 1000 kilómetros, con muchos denominadores comunes, sobre todo el de la impunidad, la injusticia, y la desprotección a los ciudadanos de a pie, esos que no tienen custodia, esos que no se sientan en los despachos de los jueces, ni en las bancas del Congreso, pero que merecen los que si tienen custodias ys e sientan en esas cómodos sillones, de una buena vez le presten atención, se ocupen de lo verdaderamente importante y salden la eterna deuda del estado argentino: hacer sentir seguro a sus ciudadanos y castigar en serio a los que delinquen.