29/03/2024

Estallido monumental en el Bernabéu

River Plate derrotó este domingo 3-1 a Boca Juniors en un estadio repleto en Madrid. Pratto, Quintero y Martínez marcaron para el cuarto título sudamericano.



Foto: EFE/v. El País


River Plate celebró ayer un triunfo para toda la vida, un éxito que permanecerá intacto en la memoria a través de los tiempos, por alcanzar la cuarta Copa Libertadores de su historia con una victoria en tiempo suplementario ante Boca Juniors por 3-1, en el mítico Santiago Bernabéu de Madrid.
El equipo de Marcelo Gallardo se sobrepuso con hombría a un primer tiempo adverso en el que su rival sacó ventaja con gol de Darío Benedetto a los 43 minutos y desde el segundo período se hizo dueño de la final desterrada del Monumental.
Lucas Pratto marcó el 1-1 parcial a los 22 minutos del segundo tiempo y en el tiempo extra el colombiano Juan Fernando Quintero (108 min) y Gonzalo Pity Martínez (121 min) le dieron el cierre soñado a la fría noche en España.
River, campeón sudamericano en 1986, 1996 y 2015, consiguió la segunda Libertadores del ciclo del Muñeco Gallardo y se clasificó para el Mundial de Clubes de Emiratos Árabes, donde debutará el próximo martes 18.


Ese marco inmejorable y a la vez triste para la memoria del fútbol sudamericano fue el que tuvo la superfinal desde el pitazo inicial del uruguayo Andrés Cunha y fue también el que redujo a los jugadores a un conjunto de voluntades nerviosas, propensas a trabar con fiereza antes que a liberarse para elaborar fútbol.
Hubo pocas emociones en un primer tiempo desbordante de tensión, con muchos errores en pases de corta distancia, controles fallidos y entradas a destiempo, lo que le quitó fluidez al juego.
River mostró desde el primer minuto una postura algo más ofensiva que no pudo traducir en superioridad por las continuas falencias de ejecución y Boca eligió un planteamiento más conservador, con el que se adaptó mejor al partido.


Con esa estrategia generó algunas pelotas paradas que le reportaron dos ocasiones de peligro, ambas desperdiciadas por su capitán, Pablo Pérez. La primera de ellas, a los 10 minutos, devino de un córner que Maidana cedió con una pifia y terminó en una volea del rosarino que encontró bien ubicado a  Armani. La segunda llegó de un tiro libre de Benedetto que rebotó en la barrera y encontró a Pérez nuevamente libre en el área para conectar un remate que pasó  cerca del arco millonario.
El descanso se acercaba cuando Esteban Andrada paralizó los corazones boquenses con un error de salida, pero River no gestionó bien esa gentiliza y en la jugada siguiente Boca se puso en ventaja con un contraataque letal. Un enorme mérito del uruguayo Nández, que en un homenaje a Juan Román Riquelme, colocó un exquisito pase filtrado entre los centrales. La pelota sobró a Pinola, Benedetto eliminó la marca de Maidana, se perfiló ante Armani y colocó la pelota sobre el palo izquierdo antes de quedar inmortalizado por todas las cámaras.


River jugó un primer tiempo malo, pero alguna “tecla” logró tocar Matías Biscay, para provocar una reacción leve que se pudo comprobar rápidamente tras una combinación entre Nacho Fernández y Pratto, que terminó con un buen disparo del mediocampista sobre el arco de Andrada.
Boca estuvo más preocupado por defender la diferencia que por contraatacar.
Así River se hizo dueño del partido y  Juan Fernando Quintero aportó a la fluidez del juego, aunque fue la mejoría de Nacho Fernández el factor más importante para que River llegar al empate.
El mismo  articuló la jugada del 1-1. Arrancó por derecha, primero conectó con Pity Martínez y luego asistió a Pratto, que sólo tuvo que tocar la pelota al gol con el arquero ya descolocado.


Al comenzar el tiempo extra Boca se quedó con uno menor por la expulsión de Wilmar Barrios. En inferioridad numérica el equipo de Guillermo Barros Schelotto no tuvo otro libreto que aguantar hasta los penales. La sensación que se consolidó en el Bernabéu fue que River tenía servida la posibilidad de ganar la Copa en el tiempo extra. Quintero, de poca efectividad desde su ingreso, se despachó con un golazo desde afuera del área y provocó el descontrol de Boca para las últimas jugadas.
Su arquero Andrada terminó jugando fuera del área cuando todavía faltaban más de cinco minutos y Boca presionaba por el empate ya con Carlos Tévez en cancha. En una de las últimas acciones, como respuesta a un ataque de Boca, el Pity Martínez encaró el arco xeneize y sin resistencia anotó el gol que fue el cierre perfecto para la noche más soñada para todos los Millonarios.