25/04/2024

Reconocimiento en la piel: se tatuó la imagen del Garrahan en el brazo

Una docente de 43 años encontró de ese modo la forma de homenajear al plantel profesional del hospital, luego del exitoso trasplante de hígado a Patricio, su hijo de 7 años.



Daniela es, al igual que su hijo, una luchadora. Y también una persona agradecida, pese a las dificultades que enfrenta día a día. Por eso, decidió llevar en su piel un tatuaje con la imagen del hospital Garrahan, una institución a la que le estará “agradecida de por vida”. Daniela Petrucci es la mamá de Patricio, un nene de 7 años que cuando tenía dos años se le manifestó una hepatitis autoinmune fulminante que puso a su hijo en una lista de emergencia nacional y un plazo de 48 horas para el trasplante.
Los síntomas habían comenzado a mediados de 2014, con vómitos. Patricio tenía todas las vacunas al día, incluida la de la hepatitis que había recibido 6 meses antes. “Yo soy docente y en ese momento me estaba por quedar sin trabajo y sin obra social, entonces mi pediatra me avisó que empezar a buscar hospital, el Posadas, el Hospital de Niños o el Garrahan”, señaló.
El sábado 11 de junio de 2014 llegó al Garrahan y ya no tuvo tiempo de nada. Patricio quedó internado. “El sábado a las 17 lo internaron y no salimos por 10 meses. El miércoles siguiente le diagnosticaron la hepatitis fulminante y le dieron 48 horas de vida”, recuerda.
El órgano llegó y pudo ser trasplantado. “Fueron 18 horas de trasplante, 50 médicos que lo operaron. Tuvo complicaciones, dos rechazos. Problemas en riñones, pulmones, estómago. Desde que fue el trasplante Patricio lleva 8 ingresos en quirófano”, enumera Daniela.
En mayo de este año, el análisis de hepatograma daba cifras alarmantes y Daniela se prometió a sí misma que si, de nuevo, todo iba bien, haría un sacrificio.
Durante todo ese proceso, esta docente de Morón que trabaja en una escuela pública que por estas horas se encuentra con las clases suspendidas por los problemas edilicios, pensaba en cómo iba a homenajear a todos los médicos, enfermeras y profesionales que hicieron tanto por su hijo.  “Yo pensaba en algún sacrificio. Evalué raparme para mostrar un sacrificio. Pero las enfermeras me decían, con razón, que se suelen pelar los papás de nenes con cáncer. Un día hablando con una enfermera surgió la idea del tatuaje y yo, que odio las agujas pensaba: ‘Soy corajuda pero no para tanto’”, cuenta entre risas.
Ya convencida de lo que iba a hacer debía afrontar otro escollo, en este caso económico. Daniela es docente y se encarga ella sola de su hijo. “Yo soy docente, la mitad de lo que gano lo uso para alquiler, porque tuve que buscar un lugar que no fuera húmedo por Patricio, para cuidar su salud. Además desde hace un tiempo Incluir Salud dejó de darme una de las medicaciones que necesita mi hijo, y me sale 1.000 pesos cada 20 días”, señala. Entonces, a partir de una publicación de Facebook la contacta un exalumno, que es tatuador. “Sergio me llamó y me dijo ‘yo te lo regalo’. Imaginate, él hoy tiene 28 años, yo fui su maestra cuando tenía 13 o 14 años. Me tuvo mucha paciencia, ahora me dice que hay que retocar algunos detalles porque me movía cuando lo hacía”, dice.
Hoy lleva el tatuaje a puro color en el brazo con el orgullo de ser “la primera del grupo de mamás del hospital que se tatúo al Garrahan y ahora me piden consejos, me felicitan, quieren hacerse lo mismo”.

Alta complejidad y compromiso

En el hospital Garrahan se realizan más del 50% de trasplantes pediátricos del país. El Servicio de Trasplante Hepático fue fundado en 1991 y fue el primero en realizar un trasplante hepático pediátrico en un hospital público en el país. Actualmente este servicio, comandado por Oscar Imventarza, lleva realizados casi 800 trasplantes, una de las cifras más altas en América Latina.