23/04/2024

RUSIA 2018 | La Plaza Roja, sede central de la pasión en el Mundial

El emblemático espacio en Moscú se transformó en el punto obligado de encuentro para los hinchas que disfrutan de la fiesta de fútbol.



Lo primero que sorprende al llegar caminando a la Plaza Roja desde unas 20 cuadras antes son dos cosas: la enorme cantidad de gente reunida en el lugar y la pintura policromática, esa foto para el recuerdo repleta de sensaciones. A lo lejos, la sensación es que se trata de una manifestación popular, de una celebración patriótica de los rusos o de un recital de los Stones: miles y miles de personas reunidas ahí, en el lugar que nadie puede dejar de visitar en la capital rusa.
Salvo episodios aislados, el Mundial es alegría y camaradería, la excusa perfecta para que un islandés intente hablar de fútbol con un colombiano, o para que un español trate de conquistar a una chica suiza con el endeble discurso de elogiar a Zurich solo porque allí está la sede de la FIFA. La charla se oye al pasar o al ir caminando a paso de tortuga: la muchedumbre es tanta que cuesta avanzar con rapidez, más allá de que justamente ahí la sensación es que nadie tiene prisa por nada: la idea es disfrutar del lado B del Mundial.
De pronto, un grupo de veinte mexicanos –varios de ellos con sus típicos sombreros– percibe que hay una cámara de televisión y empieza a vociferar lo que para un argentino resulta una novedad: primero, un Messi, Messi que sorprende, y luego lo rematan con un Mé/xi/co a viva voz. Lo gritan y se ríen, como celebrando la ocurrencia de involucrar a uno de los dos mejores futbolistas del mundo en el aliento para su seleccionado.
Más adelante, un grupo de seis egipcios entona una canción breve con una letra inentendible al ritmo de un tamboril. Con sus bigotitos breves, se dejan ver sonrientes y felices pese a que el debut fue con caída ante Uruguay. England, England, England, atrona de fondo desde las mesas externas de un bar donde la cerveza es la bebida preferida y nadie repara en la conveniencia de beberla de manera limitada.
Infaltables, los argentinos también se muestran orgullosos con sus camisetas albicelestes y también con las de sus clubes de todas las categorías: desde las de los cinco grandes hasta las de distintos clubes del Ascenso (Defensores de Belgrano, Almirante Brown y Deportivo Morón) y del Interior (Gimnasia y Tiro de Salta, Douglas Haig de Pergamino y Brown de Madryn). Son de los más ruidosos y pasionales, y representan un espectáculo aparte por la música de sus canciones y por los pogos que descontrolan el lugar donde están. De pronto ven pasar a un grupito de cinco brasileños y los provocan sin agresividad: Maradona es más grande, es más grande que Pelé. Pentacampeão, devuelven los brasileños levantando su mano derecha, orgullosos de ser los que más copas del mundo levantaron a lo largo de la historia.