28/03/2024

Así es el futuro parque nacional Iberá, el lugar de los atardeceres más bellos de la Argentina



“Aguas brillantes” es el significado del nombre de los esteros correntinos. Unas 23.000 hectáreas se convertirán en reserva nacional. Caminatas, safaris fotográficos, cabalgatas nocturnas y naturaleza pura.
Antiguos cauces del río Paraná formaron una compleja red de humedales compuesta por bañados, esteros, lagunas, embalsados y cursos de origen pluvial. Se trata de los esteros del Iberá, el segundo humedal más grande de Sudamérica y una de las principales reservas de agua dulce del mundo. Ubicado en pleno corazón de la provincia de Corrientes, sus 1.400.000 hectáreas no dejan de sorprender a quien las visita.
Ahora, este paisaje arrollador del Litoral argentino está a punto de convertirse en un parque nacional. El Senado de la Nación aprobó por unanimidad, y envió a la Cámara de Diputados, el proyecto de ley que crea el parque nacional Iberá, presentado por el legislador porteño Federico Pinedo. Se trata de 23.000 hectáreas que fueron cedidas al Estado por la familia del hacendado estadounidense Douglas Tompkins y hasta ahora conformaban una reserva provincial.
Caudalosos ríos y una tupida vegetación son el marco natural de ingreso a los Esteros. Sus tierras cálidas y de abundante humedad sorprenden al visitante con un particular escenario geográfico donde el agua parece haberse estancado. Integrados por 60 lagunas bien delimitadas, cuya superficie está cubierta por variadas plantas acuáticas y juncos en las orillas, los Esteros albergan también en sus alrededores enormes embalsados o camalotes en los que llegan a crecer altos árboles.
Una exótica flora y fauna son marco ideal para imperdibles safaris fotográficos para retratar, durante los coloridos ocasos, el particular brillo de las aguas que, de acuerdo con las leyendas locales, dieron nombre a este sitio en lengua guaraní. Junto a los guías especializados, se pueden también descubrir las áreas de bañados que se forman por la acumulación temporaria de agua en las zonas más bajas.
Solo una cuarta parte de las precipitaciones deriva hacia el Paraná a través del río Corriente; del resto, se encarga la alfombra vegetal beneficiada por su gran extensión y escasa profundidad, simulando una eficiente represa reguladora.

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